Una intérprete con el corazón en las manos

La sensibilidad es una de las características que, la ibaguereña, July Quimbayo Ospina ha fortalecido gracias a su labor como intérprete de Lengua de Señas Colombiana (LSC).

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Salomé Suarez Valderrama

Una capacitación que brindaron a los docentes de la Escuela Normal Superior de Ibagué sobre Lengua de Señas Colombiana fue el primer acercamiento que July tuvo con la comunidad sorda, aún estaba cursando sus últimos años del colegio, pero su padre, al ser docente de la institución, participó en la capacitación y por casualidad la llevó con él, motivándola,  sin saberlo, a dar sus primeros pinitos hacia la interpretación de LSC.  Luego de finalizar sus estudios de bachillerato, July decidió que quería aprender otro idioma, uno no tan común como el inglés, o en este caso otra lengua, una con la que ya había tenido acercamiento durante su juventud: la Lengua de Señas.

July es también Licenciada en Lengua Castellana y Magíster en Pedagogía y Mediaciones Tecnológicas de la Universidad del Tolima.

La intérprete menciona que “es importante que podamos dialogar con una persona sorda, porque ellos se preparan, es su lengua materna, ellos son los que enseñan la Lengua de Señas”. Y sí, en los cursos brindados por la Asociación de Sordos del Tolima (ASORTOL), en donde July inició su formación oficial en LSC, los profesores que enseñan son personas sordas pues nadie conoce mejor su lengua que la comunidad sorda.
Tras casi diez años de conectar a la comunidad sorda con los oyentes a través de su labor como intérprete de Lengua de Señas Colombiana (LSC) en Ibagué, July Quimbayo tiene claro que aún existen muchas barreras para la población sorda en la sociedad, al igual grandes retos para los intérpretes, “yo como intérprete tengo habilidades para interpretar en eventos sociales, políticos, pero se me dificulta interpretar en un contexto jurídico porque yo no tengo los conocimientos jurídicos a pesar de que tengo las competencias en lengua de señas”. Cuando se está en un servicio de interpretación se abordan muchos temas y “muchas de esas palabras no tienen una palabra en señas”, en ese momento no se puede interrumpir al orador para consultarle por lo que se debe conocer el significado de la palabra “para poderlo describir con las señas que hay en el momento”.

“Siempre toca tener una preparación antes del servicio, que nos cuenten de qué van a hablar, los temas más profundos y demás, para poder estar listos”.

July deja en claro que ante estas situaciones entra en juego la ética profesional y se debe “notificar al usuario que uno no se encuentra capacitado para tal servicio” por la especificidad del tema, y que si se puede, es bueno “recomendar a un compañero que sí”. Actualmente en Colombia solo la Universidad del Bosque en Bogotá es conocida por ofrecer la carrera profesional como intérprete de Lengua de Señas Colombiana, “cuando yo entré a estudiar no habían sino las asociaciones de sordos”. Una de las intenciones de este programa, dictado en su mayoría de forma virtual, es formar intérpretes que se puedan desenvolver en diversos ámbitos como la educación, la salud, la cultura, etc, “es pertinente que las personas sordas sean incluidas en todo ámbito”, como lo recalca July, y que se promueva cada vez más la inclusión y participación de la comunidad sorda en todos los campos sociales.

“Las personas sordas se pierden de  mucha información.”

Sus años de experiencia como intérprete le han permitido a July “tomar consciencia de la situación que ellos viven, poderlos acompañar”. Tengamos en cuenta que fue tan solo hasta 1996 mediante la Ley 324 que se reconoció la Lengua de Señas Colombiana como el medio de expresión y comunicación de la comunidad sorda en el país.  “La posibilidad de poder adentrarse a la comunidad sorda hace que uno se vuelva más sensible y más consciente de muchos aspectos”, uno de ellos es que, como lo menciona Quimbayo, la normativa está, pero se requieren más acciones que permitan la inclusión de la comunidad sorda: “aunque en Colombia el acceso a la información es un derecho, para ellos es vulnerado porque no está el servicio de interpretación disponible en cualquier evento”. 

Según cifras del Instituto Nacional para Sordos (INSOR), que se dieron a conocer en un artículo de El Tiempo cuando se lanzó el programa de la U. del Bosque, para el 2020 en el país había cerca de 553.000 personas sordas y 400 intérpretes de LSC, hacen falta manos que conecten mundos, manos como las de July, una mujer que hace su labor con el corazón. “Es importante que desde todas las profesiones se aprenda la lengua de señas, de pronto no para ser intérprete o dedicarse a la interpretación, pero sí para conocer el idioma, comprenderlo y comunicarse con ellos en cualquier contexto”, desde médicos y abogados, hasta psicólogos y periodistas, dice la intérprete.

Hoy, July Quimbayo se dedica a la docencia y paralelamente continúa con la interpretación de LSC, si bien no tan de lleno como antes, sí con el mismo compromiso, amor y sensibilidad que la caracterizan desde que empezó su labor: “ser intérprete para mí significa ser una facilitadora de la comunicación, es para mí de mucha alegría poder encontrarme con la comunidad sorda”.

Agradezco a la comunidad sorda por acogerme, por enseñarme y por corregirme, porque eso es de todos los días.”

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